sábado, 30 de octubre de 2010

Miguel Hernández

Centenario del nacimiento de Miguel Hernández (1910-1942)

Si Muñoz Seca y Lorca procedían de hogares acomodados, Miguel Hernández (nacido el 30 de octubre de 1910) venía de una familia humilde que se dedicaba a criar ganado. No pudo terminar el bachillerato, pues su padre le obligó a dedicarse al pastoreo; en la soledad del campo lee sin descanso y comienza a escribir sus primeros poemas.
Hernández trabó amistad con el canónigo Luis Almarcha, quien le animó desde el principio a escribir y además le proporcionó nuevas lecturas: San Juan de la Cruz, Gabriel Miró, Verlaine, Virgilio... El joven aprendiz de poeta se acerca a otros jóvenes de Orihuela como los hermanos Carlos, Efrén y Miguel Fenoll, Manuel Molina y José María Gutiérrez (quien adoptará el pseudónimo Ramón Sijé y a quien dedicó su magistral y universal 'Elegía'), formando una tertulia de escritores de inspiración cristiana.
Para entonces, el pastor autodidacta bucea en el Siglo de Oro forjando un estilo que remite a autores como Calderón y Góngora.
Miguel Hernández viaja por primera vez a Madrid en 1931, con 21 años y entabla amistad con algunos poetas del 27, especialmente Aleixandre, y con el chileno Pablo Neruda.
Al estallar la guerra, se alista en el Quinto Regimiento del PCE y llegará a ser comisario, más cultural que político, pues sus tareas se centraron en la propaganda y en la agitación política. Al terminar la contienda, pasa a Portugal, pero la policía de Salazar lo devuelve a España y sufre una primera detención de la que se libra gracias a la gestiones de Neruda cerca de un cardenal. Luego vuelve a Orihuela, donde le denuncian.
Enseguida le juzgan y condenan a muerte, pena que le conmutan gracias a la intervención de Almarcha, quien llegó a ser obispo, y de Cosío. Pasa por cárceles de Madrid, Palencia y Ocaña, donde enferma de bronquitis, tifus y tuberculosis. Finalmente es trasladado a la cárcel de Alicante, donde fallece el 28 de marzo de 1942.

Bibliografía de Miguel Hernández:
Poesía
Perito en lunas, 1933
 
El rayo que no cesa, 1936 
Viento del pueblo. Poesía en la guerra, 1937 
El rayo que no cesa, 1949
Seis poemas inéditos y nueve más, 1951

Obra escogida, 1952

Cancionero y romancero de ausencias, 1958

Antología, 1960

Obras completas, 1960

El hombre acecha, 1961

Obra poética completa, 1979

24 sonetos inéditos, 1986


Teatro

Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras, 1929

El torero más valiente, 1935

El labrador de más aire, 1937

Teatro en la guerra, 1937

El pastor de la muerte, 1938


Lo cuenta Neruda en sus memorias, aquel documento situado inestablemente entre la poesía, el auto homenaje y la realidad. En 1934 el chileno llegó a Madrid como cónsul de su país y conoció a «todos los amigos de García Lorca y Alberti». Uno de aquellos amigos era un joven poeta llamado Miguel Hernández. «Yo lo conocí cuando llegaba de alpargatas y pantalones campesinos de pana desde sus tierras de Orihuela, en donde había sido pastor de cabras», escribe. Neruda publicó los versos de Hernández en su revista 'Caballo Verde' y se convirtió en uno de sus protectores. También en una de sus influencias literarias. «Mi poesía americana, con otros horizontes y llanuras, lo impresionó y lo fue cambiando», afirma el chileno en sus memorias. A continuación, Neruda acuña definitivamente en ese libro una de las imágenes recurrentes de Hernández: la del poeta pastor, esa variante autóctona y exagerada del buen salvaje. “Miguel era tan campesino que llevaba un aura de tierra en torno a él», comienza Neruda. «Me narraba cuán impresionante era poner los oídos sobre el vientre de las cabras dormidas. Así se escuchaba el ruido de la leche que llegaba a las ubres, el rumor secreto que nadie ha podido escuchar sino aquel poeta de cabras”



La exposición "Miguel Hernández: la sombra vencida" puede visitarse en Madrid, desde el 4 de octubre al 21 de noviembre. De diciembre de este año a febrero de 2011 está previsto que se traslade al Palacio de Congresos de Elche. Está organizada por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales.
Dividida en cinco secciones que recorren su vida y obra, la exposición que este lunes se ha inaugurado en la Biblioteca Nacional dedicada a Miguel Hernández repasa la reconocida trayectoria del poeta en el centenario de su nacimiento. A través de fotografías, documentos, retratos, manuscritos, libros, pinturas y carteles propagandísticos el visitante recorre con la mirada y los sentidos lo que significó este poeta para la vida cultural española del siglo XX.

NANAS DE LA CEBOLLA (Miguel Hernández)
La cebolla es escarcha cerrada y pobre.
Escarcha de tus días y de mis noches.
Hambre y cebolla, hielo negro y escarcha grande y redonda.
En la cuna del hambre mi niño estaba.
Con sangre de cebolla se amamantaba.
Pero tu sangre, escarchada de azúcar cebolla y hambre.
Una mujer morena resuelta en lunas se derrama hilo a hilo sobre la cuna.
Ríete niño que te traigo la luna cuando es preciso.
Tu risa me hace libre, me pone alas.
Soledades me quita, cárcel me arranca.
Boca que vuela, corazón que en tus labios relampaguea.
Es tu risa la espada más victoriosa, vencedor de las flores y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos y de mi amor.
Desperté de ser niño: nunca despiertes.
Triste llevo la boca: ríete siempre.
Siempre en la cuna defendiendo la risa pluma por pluma.
Al octavo mes ríes con cinco azahares.
Con cinco diminutas ferocidades.
Con cinco dientes como cinco jazmines adolescentes.
Frontera de los besos serán mañana, cuando en la dentadura sientas un arma.
Sientas un fuego correr dientes abajo buscando el centro.
Vuela niño en la doble luna del pecho: él, triste de cebolla, tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa ni lo que ocurre.

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