El gran genio del “blues” ha fallecido este jueves, a los 89 años en su casa de Las Vegas, de forma tranquila mientras dormía.
El músico del Mississippi, que será recordado para siempre como el gran genio del blues, nos deja un legado de más de 50 discos en 60 años de una carrera llena de premios (16 Grammy) y una larga lista de colaboraciones estelares con artistas como U2, Eric Clapton, Santana, Keith Richards, Angus Young, Jimi Hendrix, Duane Allman, Jimmy Page, Jeff Beck, y hasta Van Morrison. Incluso en España hay dos guitarristas que son sus mejores alumnos y discípulos, Javier Vargas y Raimundo Amador.
Nunca dejó de cantar y de llevar el blues por bandera, marcó toda una época, atrayendo a nuevos seguidores al blues e influyó en una generación de músicos con sus sentidas letras y apasionada guitarra.
Riley B. King nació el 16 de septiembre de 1925 en el seno de una familia pobre, en una diminuta cabaña en una plantación de Itta Bena (Mississippi). Allí empezó a tocar, por las esquinas de aquellas deprimidas calles y en las localidades colindantes, hasta que en 1947 hizo autostop en dirección a Memphis para labrarse una carrera musical.
Memphis, una comunidad musical que reunía todos los estilos de la música afroamericana, era la meca hacia la que todos los músicos del sur decidían peregrinar y King encontró la ayuda de su primo Bukka White, uno de los maestros del blues en aquel periodo.
Su actuación en el programa de radio de Sonny Boy Williamson llamó la atención de los especialistas y pronto cerró una serie de actuaciones en el local Sixteenth Avenue Grill y en la emisora WDIA, donde se dio a conocer bajo el nombre Beale Street Blues Boy.
Posteriormente, decidió acortarlo a Blues Boy King y, finalmente, dio con el definitivo B.B. King.
A mediados de la década de 1950 tuvo lugar un suceso que marcaría para siempre la carrera del artista.
King actuaba en un local de Twist (Arkansas) cuando unos espectadores se enzarzaron en una pelea que acabó prendiendo fuego al local. El artista se apresuró a salir de la sala, pero se dio cuenta de que se olvidó dentro su querida guitarra acústica Gibson de 30 dólares y no dudó en desafiar las llamas y recuperarla.
Después supo que la discusión se había producido por una mujer llamada Lucille y decidió bautizar así a todas las guitarras que le acompañaron durante el resto de su carrera.
El éxito de “3 o'clock blues” le llevó a emprender sus primeras giras por EEUU, que sentarían las bases del músico de blues más relevante de las últimas décadas y, especialmente, las de ese sonido tan característico e identificable que lograba al rasgar las cuerdas de su Gibson.
El músico del Mississippi, que será recordado para siempre como el gran genio del blues, nos deja un legado de más de 50 discos en 60 años de una carrera llena de premios (16 Grammy) y una larga lista de colaboraciones estelares con artistas como U2, Eric Clapton, Santana, Keith Richards, Angus Young, Jimi Hendrix, Duane Allman, Jimmy Page, Jeff Beck, y hasta Van Morrison. Incluso en España hay dos guitarristas que son sus mejores alumnos y discípulos, Javier Vargas y Raimundo Amador.
Nunca dejó de cantar y de llevar el blues por bandera, marcó toda una época, atrayendo a nuevos seguidores al blues e influyó en una generación de músicos con sus sentidas letras y apasionada guitarra.
Riley B. King nació el 16 de septiembre de 1925 en el seno de una familia pobre, en una diminuta cabaña en una plantación de Itta Bena (Mississippi). Allí empezó a tocar, por las esquinas de aquellas deprimidas calles y en las localidades colindantes, hasta que en 1947 hizo autostop en dirección a Memphis para labrarse una carrera musical.
Memphis, una comunidad musical que reunía todos los estilos de la música afroamericana, era la meca hacia la que todos los músicos del sur decidían peregrinar y King encontró la ayuda de su primo Bukka White, uno de los maestros del blues en aquel periodo.
Su actuación en el programa de radio de Sonny Boy Williamson llamó la atención de los especialistas y pronto cerró una serie de actuaciones en el local Sixteenth Avenue Grill y en la emisora WDIA, donde se dio a conocer bajo el nombre Beale Street Blues Boy.
Posteriormente, decidió acortarlo a Blues Boy King y, finalmente, dio con el definitivo B.B. King.
A mediados de la década de 1950 tuvo lugar un suceso que marcaría para siempre la carrera del artista.
King actuaba en un local de Twist (Arkansas) cuando unos espectadores se enzarzaron en una pelea que acabó prendiendo fuego al local. El artista se apresuró a salir de la sala, pero se dio cuenta de que se olvidó dentro su querida guitarra acústica Gibson de 30 dólares y no dudó en desafiar las llamas y recuperarla.
Después supo que la discusión se había producido por una mujer llamada Lucille y decidió bautizar así a todas las guitarras que le acompañaron durante el resto de su carrera.
El éxito de “3 o'clock blues” le llevó a emprender sus primeras giras por EEUU, que sentarían las bases del músico de blues más relevante de las últimas décadas y, especialmente, las de ese sonido tan característico e identificable que lograba al rasgar las cuerdas de su Gibson.
King se casó en dos ocasiones. Primero con Martha Lee Denton, entre 1946 y 1952, y después con Sue Carol Hall, desde 1958 hasta 1966. El artista deja 14 hijos y más de 50 nietos.
La suya fue una historia de superación. Nunca tuvo educación formal y aprovechó los tiempos muertos en sus agotadoras giras para adquirir una cultura respetable y ampliar su vocabulario musical. Supo adaptarse a los tiempos, enriqueciéndose con el jump, las baladas, el gospel, el jazz, el country y adquirir así una gran versatilidad.
La suya fue una historia de superación. Nunca tuvo educación formal y aprovechó los tiempos muertos en sus agotadoras giras para adquirir una cultura respetable y ampliar su vocabulario musical. Supo adaptarse a los tiempos, enriqueciéndose con el jump, las baladas, el gospel, el jazz, el country y adquirir así una gran versatilidad.
Cuando canto, estoy tocando en mi cabeza, en cuanto dejo de cantar lo sigo haciendo a través de “Lucille”
Entre sus mejores temas, lo fácil sería tirar por "The thrill is gone" y acertamos seguro, pero intentaremos pensarlo un poco más… ahí van cuatro:
Como podéis comprobar, es escuchar dos épocas del blues, dos formas de hacer el blues, aunque solo una de decirlo. Pero es que B.B. King es eso y más, es historia en la carretera desde antes de que en el blues se enchufara un ampli a una guitarra.
El sonido líquido y cristalino de "Lucille", que transmite sentimiento con poquísimos acordes, la potencia y, sobre todo, la intensidad de su voz, capaz de erizarte el vello con su lamento, y ese sitio al que solo él y unos pocos elegidos son capaces de transportarte si cierras los ojos mientras los escuchas.
Todo eso, es esencia del blues..., es el gran genio B.B. King.
0 comentarios:
Publicar un comentario