jueves, 20 de octubre de 2011

Bienvenido Mr.Cohen

La música popular vuelve a estar de enhorabuena. Si hace cuatro años era Bob Dylan, ahora lo ha sido Leonard Cohen, al que le ha sido concedido el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2011 y que mañana viernes el trovador y escrito recogerá su galardón, es sin duda una de las piedras angulares de la canción popular del siglo XX.
Dylan obtuvo el de las Artes en 2007, y el matiz puede tener más sentido del que cabría imaginar. Porque si el artista norteamericano ha creado una obra literario-musical cuya influencia no deja de notarse generación tras generación, quizá en el canadiense Cohen este hecho no sea tan fácil de percibir. Porque Cohen es un género en sí mismo y de hecho fue escritor antes que músico.
A pesar de su voz lacónica, Leonard Cohen ha tenido un sexto sentido para incorporar diversos elementos musicales a sus letras; ha sabido incorporar la tecnología justa y los arreglos de cuerda, así como influencias que van desde el folk norteamericano y canadiense, hasta la canción francesa, incluso algunos aires europeos como en esa dulce melodía: “Dance me to the end of love“
El cantautor canadiense, de 76 años, ha anunciado la publicación de su nuevo disco para 2012, que bajo el título 'Old ideas' reúne diez canciones inéditas, que ya ha tocado para algunas personas "y parece que gusta".
No obstante, el artista, que no publicaba disco desde 2004, no ha querido desvelar si después de publicarlo se atreverá a embarcarse en una extensa gira como la que ofreció en 2009.
Cohen nació en 1934 en una familia judía (la Torá y el resto de la Biblia no son ajenos a su universo literario) de la capital canadiense, Montreal. Hijo de comerciantes de origen lituano, su padre murió cuando el apenas tenía nueve años, pero eso no impidió que creciera en un ambiente amoroso y culto, que tiempo después le haría decir «fui querido como un mesías». Ya de adolescente empezó a tocar la guitarra y a fundar sus primeros grupos. A los 17 años, en 1951, ingresó en la universidad y cinco años después publicaba su primer libro de poesía «Comparemos mitologías». En 1961 llegó el segundo, «La caja de las especias de la tierra», con el que empezó a ser reconocido en los círculos poéticos de su país. Cruzó el Atlántico (un anhelo siempre latente en su corazón), se instaló en la isla griega de Hydra y editó tres nuevos libros. Uno de poesía, «Flores para Hitler», y dos novelas, «El juego favorito» y «Hermosos vencidos». Son dos novelas típicas de aprendizaje en las que se forja el escritor y en el que ya apuntan algunos de sus temas habituales, la mezcla de lo humano y lo divino, lo profano y lo sagrado y una destacable carga sexual en muchos de sus párrafos.
Regresó a América y se instaló en los Estados Unidos, al tiempo que empezaba a cantar en los típicos festivales folk de la época. Y «Suzanne» llamó a su puerta. «Suzanne», una de las canciones más famosas y versionadas de la historia de la música popular, de la que hasta se dice que llegó a cantarla Bruce Springsteen de chavalillo cuando estaba al frente de los Castiles. El exitazo de la pieza no llegó en la voz de Cohen, sino en la de la dulcísima Judy Collins. John Hammond, descubridor de Dylan (y de Bruce también) lo fichó para Columbia, y en 1967 salía a la venta su primer álbum, con el sencillo título de «Las canciones de Leonard Cohen».
Le seguirían «Songs from a Room» (1969), «Songs of Love and Hate» (1971), «New Skin for the Old Ceremony» (1974) y ya en 1977 «Death of a Ladies' Man», que lo produjo, como se ha comentado, Phil Spector que bien parece el polo opuesto de la sencilez musical de Cohen. Siguieron «Recent Songs», (1979) y «Various Positions» (en 1984) que albergaba otra de sus piezas inconfundibles, la célebre «Hallelujah», de la que llegaría a hacer una versión Enrique Morente que también grabó con Lagartija Nick «Primero tomaremos Manhattan». Después, 1988, llegaría la hora de los sintetizadors, y cierto humor negro con «I'm Your Man».
Seis años tardaría en volver al estudio para facturar una de sus obras maestras, «The Future». Tras él, la religiosidad de Cohen se hace patente e ingresa en un centro budista de meditación zen, en los alrededores de Los Ángeles. Dos años después es ordenado monje. Tras cinco años de estancia deja el templo y vuelve a la música. Artistas como Nick Cave, Rufus Wainwright, Jarvis Cocker, Ron Sexmith, Philip Glass lo tienen por maestro.
Desde entonces, ha seguido realizando giras, ha sufrido la quiebra, (su representante se fugó con todo su dinero), y en el pasado mes de septiembre publicaba el que es hasta ahora su último disco «Songs From The Road», un CD + DVD que recoge 12 temas grabados en diferentes actuaciones de la gira mundial que llevó a cabo entre 2008 y 2009. En paralelo, continuó la carrera literaria de Cohen con libros como «The Energy of Slaves», «Death of a Lady's Man», «Book of Mercy»
Os dejo ya con su homenaje a Federico García Lorca con «Take this waltz», basado en el Pequeño vals vienés» del poeta granadino, gran admirador del poeta español, recuerda que su vínculo con él le llevó a llamar a su hija Lorca, nunca ha dejado de tener elogios para el artista y para la cultura flamenca. "Fue el primer poeta que me invitó a vivir en su mundo", era el único que satisfacía "el apetito" que tenía en mi adolescencia y que me ha acompañado desde entonces.


Como hizo en la primera página de su novela: El juego favorito

“A____, como le prometí “ (una de sus irónicas dedicatorias)

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